
El Tiempo (autorretrato), 2008 - DIEGO DAYER
Déjame que siga viviendo
en los ojos del ardiente girasol,
donde no hace falta ya
la mirada para imaginar.
Deja que me duerma
en el tierno gineceo de la amapola,
donde ya no hace falta
la palabra para soñar.
Deja que me despierte
en los tersos labios del jazmín,
donde no hace falta ya
el silencio para hablar.
Déjame que muera en paz
en la piel de la rosa blanca,
donde ya no hace falta
el lenguaje para amar.