jueves, 25 de febrero de 2010

Entre una sementera de versos

El jinete de la muerte, 1935 – SALVADOR DALÍ

Las palomas blancas se volvieron ortigas
y entre los trinos de la inquina
 enmudecieron los ruiseñores.
Sobre la tierra sedienta quebraron 
sus finas raíces los alargados girasoles 
a la luz de un amanecer, 
que muda los jardines de mariposas 
en deshabitados cuerpos.

Tantos se han ido quedado en el camino 
a lo largo del tiempo,
deshojando sus propios ideales 
en la soledad de la noche,
asesinados en improvisados paredones 
o en cualquier infame cuneta
y pudriendo sus vidas en cárceles 
entre una sementera de versos 
que nunca llegaron a florecer.

Nada ha sido tan funesto 
como la infinita maldad del ser humano
contra sus propios semejantes 
cuando desata la represión y la guerra,
excretando el resentimiento y la injusticia 
que revienta heridas mal cerradas
por las que afloran las vísceras 
y se transforman en pústulas del aliento, 
de la carne y de la ardiente memoria.