viernes, 20 de junio de 2008

Víspera de la muerte

Agony, 1912 - EGON SCHIELE

Nada sirve,
o casi nada,
y sin embargo
todo
queda aquí, plasmado
y adherido a mi.

Presagio que millones
de parásitos microscópicos
anegan mi alma
y caen en catarata
por mis arterias.

Siento que con cada palabra
que inspiro y espiro
se percibe un gemido,
increpando y retando,
el soplo del viento.

Ya, mi voz,
cansada y doliente,
se encuentra sola,
en la víspera
de la muerte.

Mi cuerpo derrotado
quiere, una vez más,
ponerse en pie
y mirar de frente a todos,
sin espejos ni cristales
que desvirtúen la realidad,
y en el último ademán
de mi último respiro
decir una palabra,
lánguida y desbordante,
sólo adiós.